Baby brain
La memoria es la capacidad para aprender, organizar y fijar eventos de nuestro pasado y se encuentra íntimamente ligado a la función de la atención.
Muchas mujeres, cuando se encuentran embarazadas experimentan una pérdida parcial de memoria a corto plazo conocida como amnesia del embarazo, mumnecia, o lo que los anglosajones suelen llamar placenta's brain (cerebro de placenta). Durante el embarazo, las fluctuaciones hormonales que experimenta la mujer producen cambios en la actividad cerebral, provocando una pérdida parcial de memoria a corto plazo.
El baby brain supuestamente explica la pérdida de memoria y confusión mental que algunas mujeres experimentan durante el embarazo o en los meses posparto. Investigaciones recientes apuntan a que se trata de un fenómeno que afecta a un 80% de estas mujeres embarazadas y que está relacionado con la contracción de materia gris en ciertas zonas del cerebro, incluidas las regiones prefrontales y el hipocampo, claves para la memoria.
En palabras simples, se trata de “reacomodar” la materia gris para responder a las necesidades propias de la maternidad.
“Es un refinamiento de los circuitos neuronales asociados con la maternidad; una adaptación en lugar de déficit”, le explica a BBC Mundo Bridget Callaghan, una de las autoras de la investigación y doctora de la Universidad de California.
“Los cerebros de las madres cambian en su capacidad de respuesta a las señales de un bebé. Entonces, por ejemplo, el cerebro de una mamá es muy bueno para diferenciar el llanto de su propio bebé del de otro. Esto les permite cuidar mejor a sus bebés”, agrega.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=HV4loecFZh8&ab_channel=TEDxTalks
María José: “El concepto de Baby Brain lo conocí después de que nació mi tercer hijo y me permitió entender de que a veces las mujeres realmente somos súper poderosas.
En particular con Ramón la vida se me puso cuesta arriba ya que estaba comenzando mis estudios doctorales y debía multiplicarme entre la crianza de mis dos primeros hijos y de los cuidados especiales que requería mi hijo recién nacido.
En ese contexto y gracias a la ayuda que recibí en lo doméstico pude atender a mis clases y asistir a mis compromisos académicos.
Pero como si todo ya no hubiese sido lo suficientemente complicado se sumaba mi Baby Brain.
Más de una vez me confundí en el horario de recogida del jardín infantil, se me quedaron los materiales, me puse zapatos cambiados (¡¡y al papá también le pasó… también sufren baby brain!!), etc.
Sería de mucha ayuda si alguien nos explicara que esto va a suceder para no sentirnos malas madres, o pésimas profesionales…
Al contrario, sería importante que nos dijeran que nos volveremos súper mujeres, capaces de especializarnos en nuestros bebés, de conocer sus sonidos, sus tipos de llanto, de comprender sus necesidades solo con mirarlos. Y que además seremos capaces de continuar con nuestras vidas y sus dificultades y que de alguna u otra manera sobreviviremos a esta etapa con o sin capa, pero lo haremos.”
María José. Mamá de 3